Somos increibles

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sábado, 18 de diciembre de 2010

Llegan las navidades!!!

Y con las navidades, el turrón, los mazapanes, las frutas escarchadas, los piñones, los polvorones, los guirlaches, los roscos de vino... Mil y una piezas de azúcar, almendra, y más azúcar que ponen entre-cerrados los ojos de aquel que abusa de la festividad. Unos pequeños cabrones que, "a disgusto", nos hacen muy felices.

En mi casa, ya nos visitan los mazapanes desde hace más de un mes, pero hoy, me he dado cuenta de los valores que han llegado con ellos al hogar: la navidad. Todo un clásico de mi madre que me a aprovisionado de nostalgia y ubicación temporal. Ha empezado intentando abrir un mazapán envuelto en plástico, alardeando un gran vocabulario de insultos y poniendo en entre dicho la mala hostia que tienen las empresas al poner plásticos individuales, que según ella: -"tanto joden a las personas mayores" o "lo que nos hacen impacientarnos"-. Una cantidad inconcedible de desparpajo colérico que ha concluido con una gran explosión de la bolsita y una boca llena de navidad.

No obstante, unos escasos segundos después de dicha ingesta y habiendo recibido los frutos de tanto esfuerzo y duro trabajo, nos ha avisado de la gran masa que obstruye su tráquea, alegando la urgente necesidad de acompañar dicho dulce con un trago de coñac. Así puede parecer normal pero el tono y el estilo de voz de Clint Eastwood, ocasionado por el escaso aire que circula entre almendra y azúcar, llega a acojonar si adjuntas esos valores a una mirada de entre gusto, angustia y ansiedad por el obvio pensamiento que corre por su estómago: ¿me como otro?

Qué felicidad nos ofrecen estos pequeños detalles de navidad.