Somos increibles

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domingo, 21 de agosto de 2011

Las mañanas de La Ciudad

-Hay qué bien se está aquí. -Hace bueno ¿verdad? Mañana dicen que va a empeorar.
-María, ¿dónde te has comprado esa falda? -Pues te cuento, me dijo Maruja que la tienda de Almería estaba en liquidación -¿Almería? -Sí, la de al lado de la panadería nueva donde antes estaba la frutería de Eze. -Ah! ¿enfrente de la iglesia? -Sí, pues Almería está detrás. -Ah! sí sí sí sí. Ahí antes iba a rehabilitación al centro de salud. -Exactamente, por cierto ¿qué tal vas con la pierna? -Pues ahí anda, depende del día..., así me levanto. -Con el solecito tan ricamente. -Pues sí mira, me he dado un paseo para andar que he dejado la olla a fuego lento que estoy haciendo acelgas que viene mi hijo y nunca come verduras. -¿Quién, Paco? -Sí, pues he andado hasta el Corte y ahora ya parece que me cansaba y digo, me voy a sentar. -Pues claro. Yo con la nieta que acaba de salir del colegio y esta semana anda mi hija con mucho trabajo. -Qué grande está ya Andreita. -Está haciendo gimnasia ahora. -¡Andreita, hija! ¿haces gimnasia? -Sí. -Qué bien, a ver si te vemos por la tele un día ¿no? -Sí. -Cómo se va pareciendo a su madre ¿e? -Uy si la vieras antes de cortarse el pelo, era igualita, igualita. -Bueno, pues me recojo acasa que ya estará lista la comida. -Pues sí que ya hay que comer ¿verdad Andreita? -Ala María, mañana nos vemos otro rato. -Venga. -Adiós. -Adiós, adiós. -Adiós Andreita! -¿Qué se dice? -Adiós. -Qué maja, adiós. -Adiós, adiós.

Tiempo de la conversación: 23 segundos

Receta para vivir

A veces crees tenerlo todo bajo control. Todo tu pasado, presente y futuro controlado, pensado, meditado.
Pero... ¿qué es tener el control? Estar seguro de lo que haces y piensas, quedarse tranquilo con un plan, planear tus sentimientos... ¿de qué vale la vida entonces?
Es cuando reelaboras la receta de tu vida:

- Ingredientes: 250gr. de racionalidad, 530gr. de adrenalina, 1 kg. de irracionalidad, 8 lonchas de exaltación, 900gr. de diversión, una pizca de azar, 1 litro de emoción y por supuesto, 200 toneladas de pensamiento crítico
-Preparación: Olvidarte de los planes que son prescindibles, mezclar bien la racionalidad con la emoción, hervirlo bien hasta que goces los suficiente con dicha mezcla y agregar la diversión por lo que haces, plantearte quién eres y qué necesidades tienes en realidad. En otro bol, echaremos los planes que con el pensamiento crítico has visto que no quieres. Quemar dichos planes y tirar la solución a la basura. Presentar la primera mezcla en una mesa llena de la gente a quien realmente quieres y disfrutar del momento.

No hagas planes absurdos e innecesarios creados a base de convicciones sociales y déjate llevar por tus propios pensamientos. Éstos vienen y van pero si son tuyos, siempre serán dignos de realizar y tendrá sentido dejarse llevar ya que encontrarás el camino a la felicidad.
Si te equivocas, vuelve a empezar.

domingo, 14 de agosto de 2011

Summertime, summer-testosterone.

El verano siempre alienta nuestros sentidos pero... ¿por qué hacernos sufrir tanto?

La época del año que más desgasta tu voluntad de trabajar, resulta ser la que te incita a pensar más allá de, en mi caso, una inteligente y bonita mujer. La época en la que la dopamina segrega flujos y secreciones de amor por todos y cada uno de los rincones de tu efímero pero incansable organismo humano.

Acabo de leer un artículo de Guillermo Abril para El País con titular "El mapa del deseo".
Se pueden leer geniales frases como:
-"Los traseros femeninos atraen porque históricamente las relaciones sexuales se mantenían por detrás. Como un faro en la niebla. Y un barco llegando a puerto."
-"Hoy vivimos tiempos sin grasa en los que los abdómenes rígidos de Shakira y José María Aznar, por ejemplo, compiten por las portadas."

Como sencilla conclusión se puede extraer el culto a la fisonomía y el poder de nuestras hormonas recorriendo cada rinconcito explorado o no, supongo.

Si las hormonas creasen una fuerza política, tal vez nos preocupásemos más de la vida y no del estilo cultural; es decir, nos besaríamos en los mítines.
Si las hormonas se fugasen, careceríamos de ánimo sentimental y, por tanto, de reloj de cuco en la cocina.
Si las hormonas fueran programables, alguien tendría el control; muy probablemente Carmen de Mairena y Steve Jobs con su novedoso producto i-Lololó.

El mapa de los deseos, un famoso pergamino que tan solo requiere de nuestros sentidos para descifrarlo.